viernes, 20 de enero de 2012

PEQUEÑAS PIEDRAS (Reflexión III)

Pequeñas piedras

A veces es inevitable equivocarse.

Cuando una relación es largamente sostenida y vivida con intensidad llegan momentos en que el mero aspecto sensitivo  de la misma comienza a crecer como un confuso fantasma , pequeñito en principio,  pero que día a día va extendiendo largamente su sábana en el lecho compartido.

Cuando la relación es tan intensa y tan frecuente y tan deseada; cuando llega a los más altos grados de complicidad,… entonces  la relación pasa a ser todo uno y aparecen sentimientos confusos  y una necesidad imperiosa de que aquello no termine nunca.

Los sentimientos se entremezclan con los sentidos y la relación compartida pasa a vivirse como casi necesaria o imprescindible. Es una sensación que pone a la pareja en el límite de su esencia y que la enfrenta al dolor entre la dulzura de las caricias.

Saber avanzar en la situación sin huir de los besos compartidos ni caer en la asfixia de las sábanas es lo que , en definitiva, nos otorga la condición de libres.

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