miércoles, 29 de febrero de 2012

Los cuentos mágicos ACTO I (relatos)


Eran sombras,.., sombras de Fresnos centenarios que se reflejaban en los cuerpos a la luz de la luna, en los cuerpos tendidos, extenuados, casi apilados, sudorosos, con la tierra y las hojas pegadas a la piel como un mosaico de recuerdos.

El rescoldo de las hogueras aún crepitaba en un lento y rítmico chasquido que hacía danzar el humo azulado en movimientos sinuosos abrazado a la suave brisa de la noche.

Dos gotas de luz,... ,como un ensueño irreverente, se reflejaban en sus ojos perdidos mientras pequeños espasmos hacían aún estremecer su vientre y sus caderas, recorriendo sus muslos en un intenso escalofrío.

Recogida en mis brazos, casi en un arrullo, las yemas de mis dedos apenas si rozaban su cuello en una leve caricia mientras observaba aquellos labios inflamados y entreabiertos que parecían pintados en un intenso y oscuro púrpura. Los orgasmos seguían recorriendo su interior en una sucesión de pequeños gemidos, en una continua caricia recíproca de sus muslos que se abrazaban, en un permanente y húmedo palpitar de su jugoso sexo desnudo.

Levanté la vista y observé de nuevo la alfombra de cuerpos sobre la hierba....

Como una escena del Bosco teñida de las tintas negras de Goya, los cuerpos yacían abrazados en un lento suspiro de suaves y cadenciosos vaivenes mientras las hogueras proyectaban sus sombras hacia la inmensa luna del solsticio.

No había sexo ya , al menos desde hacía una hora había cesado el sexo explícito de la penetración enfebrecida, el de las bocas y las manos, el de las nalgas apretadas..., entreabiertas..., recibiendo el impulso de las vergas inflamadas..., el de los rítmicos cántaros de los pechos en el movimiento de las embestidas,... y , sin embargo, los cuerpos se seguían estremeciendo de placer en un estertor constante parecido al suspiro de la muerte.

Posé mi mano en la espalda de la mujer que yacía junto a nosotros. Su cuerpo estaba cálido y húmedo y ella apoyó su cabeza en mi regazo. Aparté su melena rizada por detrás de los hombros y su carnosa boca comenzó a recorrer de nuevo mi glande entre sueños, golosa y delicada, saboreando la piel y la carne que encontraba mientras mis dedos jugaban entre los rizos de su nuca.

Mis labios besaban los de Gloria jugando suavemente entre los rincones de su boca invadida de ese sabor a sexo intenso y perfumado de las mil mujeres y los cien mil hombres que habían saboreado a lo largo de aquella interminable noche.

Comencé a recordar … primero lentamente y , poco a poco , los recuerdos fueron encadenándose en mi cabeza con una fuerza tan intensa como inmediata. Mi espalda apoyada contra el rugoso tronco ,..., mis manos sujetando los hombros de Gloria que Inclinada, casi partida en su cintura, las piernas separadas formando un perfecto triángulo con los pies asentados firmemente en el suelo, lamía mi sexo ferozmente, como una loba, mientras unas poderosas manos agarraban firmemente sus caderas y un hombre desconocido le clavaba una inmensa tranca desde atrás haciéndole chillar de placer.

Sacudí mi cabeza fuertemente y apartando la tibia boca de la mujer de largo pelo rizado de mi sexo, me incorporé mientras Gloria y ella se enzarzaban en un suave y entregado lamer de sus muslos y sus vaginas a mis pies.

Recordaba las cuerdas y las manos atadas en aquellos inmensos troncos..., la suavidad del musgo y el frío de las pulidas rocas en la espalda que contrastaba con el ardor intenso del fuego de las hogueras...

Todo se agolpaba de una forma confusa en mi cabeza mientras observaba aquella alfombra de cuerpos que se retorcían, ahora suavemente abrazados, entre gemidos , susurros y el inconfundible sonido de las lenguas lamiendo y absorbiendo los sexos indiferentes al género.

Todo había empezado la semana anterior con una inquietante llamada de Alejandro.

  • Dígame.
  • ¿Que tal pablo?, soy Alejandro Zubieta

Habíamos conocido a los Zubieta en uno de esos viajes de negocios que mezclan ocio y trabajo en proporciones tan desiguales que al final uno no sabe si ha firmado los contratos por justificar unas estupendas vacaciones o o por el beneficio que le van a reportar.

Nuestro periplo por Costa Rica, República Dominicana Y Haiti había reunido a un nutrido grupo de empresarios,y ejecutivos franco-españoles que , en una de esas pintorescas expediciones comerciales subvencionadas, habíamos decidido aprovechar para acudir con nuestras mujeres, socias y,... “acompañantes en general” con el fin de disfrutar adecuadamente de los placeres de aquellas tierras.

En seguida trabamos una cercana amistad las dos parejas y junto a Pierre y su mujer , al que en broma llamábamos entre nosotros “el comendador”, por sus fantásticas historias sobre esoterísmo y su pertenencia a varias órdenes secretas francesas, decidimos prolongar nuestra estancia una semana con el fin de conocer más a fondo las costumbres de ese profundo Haiti y disfrutar de una bienvenidas vacaciones en compañía tan agradable.

  • ¡Hombre Alejandro!, que alegría oírte de nuevo, precisamente ayer hablábamos Gloria y yo de vosotros.
  • ¿Has recibido la invitación de “el Comendador?
  • Si, jajaja, para la noche del 20 de Junio...
  • “Fiesta esotérico pagana de solsticio de Verano” pone en la tarjeta, la recibí ayer mismo...
  • “Imprescindible venir con pareja y el corazón y la mente abiertos”
  • JA,JA,JA, las cosas del comendador

La carcajada aún resonaba en mi aturdida cabeza mientras los recuerdos de las noches en Haiti se mezclaban confusamente con las imágenes que observaban mis ojos en el bosque que , empapado en el rocío del sexo, nos abrazaba cada vez con más intensidad.

Los cuentos mágicos (relatos)

A partir de hoy comenzaremos a publicar "los cuentos mágicos".

Una serie de relatos y vivencias donde las experiencias reales se mezclan con la ficción.

Sin dejar , por supuesto , las entradas a nuestro diario.