martes, 24 de enero de 2012

ENCUENTROS CON LAS PERSONAS III

10 días de navidades en Madrid (Parte III)

Velada con ConAnt y Kathy y Spencer

Nunca me cansaré de repetirlo. Si te manifiestas como eres por estos medios virtuales y le dedicas un poco de tiempo a conocer a la gente tienes pocas posibilidades de equivocarte.

Habíamos dejado a los Pete con la pena de no haber tenido algo más de tiempo pero con la gran ilusión de reencontrarnos con la pareja que nos apoyó y orientó en nuestros comienzos, ConAnt y con una pareja encantadora en los foros con la que coincidíamos en Madrid en esos días, Kathy y Spencer.

La cosa había surgido al quedar nosotros con ConAnt y tratar de hacerlo con Kathy y Spencer que nos manifestaron también su deseo de conocerlos y , de esta manera, quedó configurada una cita a tres que, a la postre, daría mucho de si.

ConAnt es para nosotros una pareja especial. Encantadores, divertidos y con una naturalidad que se desprende de su esencia, de la amplia historia y conocimiento de este mundo y de su forma de ser tan amigable y cordial siempre, que unen a esa maravillosa presencia de Concha siempre perfecta y pragmática como una maravillosa muñequita diabólica y perversa y al magnífico e inteligente  humor de Antonio que , a base de pinceladas impresionistas, te va pintando un cuadro perfecto de lo que es y de lo que no es, de lo que podría ser y de lo que no merece la pena.

Por su parte Kathy y Spencer resultan una combinación soberbia tanto en la presencia como en el carácter con un humor que mantiene el difícil pero perfecto equilibrio entre lo andaluz y lo británico y una forma de ser y de templar torera que infunde confianza, alegría y familiaridad  desde el primer momento.

Antonio bajó a recibirnos a la calle para no perdernos. Poco había cambiado en estos años o acaso el verle en las fotos del foro habitualmente con esa sonrisa permanente que esconde quizás a veces una risa abierta, poco dejase, digo,  a notar los cambios que en todos nos provocan los años.

En su casa ya esperaban K&S refrescando con la primera cervecita la espera y allí pudimos descubrir los secretos de la cafetera de Antonio y el destino final del acuario pecera que ya había embalado. No diré que esto sirviese para romper el hielo porque en ningún momento hubo ningún hielo que romper.

Las mujeres atractivas y bellas, sencillas y naturales con esa disposición que hace amigable el acercamiento y los hombres con esa cordialidad tan de agradecer ajena al natural instinto de protección de los territorios que se palpa normalmente en otro tipo de reuniones sociales suponían los pilares de una agradable reunión.

Las cervecitas y vinos en una coqueta y relajada cervecería del lugar unidas a unas sustanciosas raciones y a la divertida y cordial conversación entre todos, a los juegos y las risas y a un sentido del humor que , inequívocamente, era denominador común de las tres parejas, hicieron que la velada se pasase en segundos y , sin tenerlo previsto, encomendásemos  a San Antonio nuestros pasos a las posteriores copitas en algún local recomendable.

Aunque Gloria y yo no somos de locales y nuestra experiencia era escasa y decepcionante en ese aspecto, hay que reconocer que la elección de Talismán y el ir con nuestro propio ambiente ya creado, fue todo un acierto. Un local amplio y despejado, de una limpieza casi doméstica y muy bien llevado con profesionalidad y corrección, dedicado exclusivamente a parejas sin los inconvenientes del trajín de soledades de otros lugares que a veces no está mal pero a menudo suele ser molesto, contribuyó generosamente al desarrollo de un colofón final perfecto para la noche donde , entre otras cosas , Concha y Gloria pudieron resolver algunos asuntos pendientes y demasiado tiempo demorados.

De los demás detalles del particular solo puedo decir que forman ya parte de la intimidad vivida y que todos salimos de allí sonrientes y esperando la ocasión de que el tiempo volviese a reunirnos.

Conocer a K&S fue un verdadero placer que, por casual e inesperado, nos dejó un especial gusto a satisfacción.

Nota al margen: especial mención al “¡Chiki,chiki,chiki...!”