viernes, 30 de marzo de 2012

Los cuentos mágicos (relatos) ACTO IV

 ACTO IV
Encendí un cigarrillo y observé a Samantha que ahora contemplaba el mar , de espalas nosotros, apoyada en sus antebrazos sobre la baranda , sujetando entre sus dedos entrelazados la copa de Armagnac aún medio llena, con su largo pelo que , trenzado en finas cuerdas de azabache, caía sobre la espalda para perderse en ese esas imponentes nalgas marcadas perfectamente en cada pliegue de su ligero y entallado vestido haciendo inevitable su detallada contemplación, previa al recorrido interminable de sus magníficas piernas.
Paloma se levantó de su silla. Aún calzando unas delicadas y sencillas toreras, su elevada estatura se hacía más imponente desde la profundidad de mi asiento , lo que me obligó instintivamente a pasar, de mi posición plácidamente recostada, a una posición más erguida y digna.
Los hombres somos así de simples en nuestros comportamientos instintivos.
  • Voy al servicio..., ¿alguna quiere acompañarme?
Su deliciosa voz aterciopelada era un regalo para los oídos y , escuchada desde allí abajo, parecía surgir , escondida , desde detrás de las dos maravillosas montañas que formaban sus abundantes pechos y que apenas me dejaban vislumbrar su rostro.
  • Yo te acompaño amor
    Dijo Gloria incorporándose y abandonando así sus suaves caricias en mi mano
  • Yo también me acerco, así me refresco un poco antes de ir a la ceremonia.
La incorporación de Samantha se veía inevitable. Nunca he llegado a creer eso de que las mujeres van juntas al servicio por sentirse más seguras o arropadas ni porque alguien les cuide el bolso ni cosas así. Si me pongo a recordar … en más de una ocasión he visto volver a Gloria de esas excursiones a los baños con las mejillas enrojecidas y evidentes signos de sofoco que poco tienen que ver con los menesteres típicos del aseo y , en cualquier caso, siempre tienen cosas que hablar que los hombres no debemos oír.
Mientras pensaba en estas zarandajas algo debió translucir mi gesto para que Pierre, que en su desdén afrancesado siempre parecía estar ausente pero observaba incesantemente cada detalle humano y divino que le rodeaba, me espetase.
  • Esa sonrisa que crece en tu rostro … ¿se debe a las caricias de Gloria, …, al culo de Samantha o a los maravillosos pechos de Paloma?
    El trago de Armagnac que acababa de dar apurando mi copa, se me atragantó de repente inflando mis carrillos en un inútil intento de contención que acabó en una explosión pulverizada de la bebida sobre el blanco mantel de la mesa.
  • JA,JA, JA, JA, No te apures hombre!!!, la vida está llena de placeres para los sentidos que hay que saber degustar , JA, Ja, Ja, ja
El estruendo de la sonora carcajada de Alejandro había venido acompañado de un no menos estruendoso manotazo en mi espalda que me había dejado doblado sobre la cintura y , lejos de aliviar mi atragantamiento, comenzaba a ahogarme en una tos ronca y seca que apenas me permitía coger aire para respirar.
  • Así es mi buen Alejenadro, así es, la vida está plagada de rituales con sus matices, con su símbolos, con sus señales,...
Mientras Pierre y Alejandro proseguían con la conversación en ese afán por debatir que tanto aporta a las sobremesas, yo intentaba sosegar el ánimo y el cuerpo con el fin de recuperar mi capacidad respiratoria habitual.
Mis pensamientos se fueron entonces , quizás guiados por el creciente ritmo de los tambores, a la conversación que habíamos tenido esa misma mañana con el director de nuestro hotel y que , en definitiva , había sido el motivo de que ahora estuviésemos allí cenando en un coqueto restaurante de la bahía de Cap Haitien.
Nos encontrábamos esperando a las mujeres, tras el desayuno, en el salón principal charlando animadamente con el director en esa mezcla de conversación, típica de los turistas europeos, que pretende abordar , en un instante, todos los temas referentes a economía, cultura , política y costumbres del país.
Hantouk , un hombre negro , de físico típicamente haitiano, edad madura ya rondando los cincuenta y carácter serio y grave pero afable, nos daba todo tipo de explicaciones sobre una nación que había sufrido el infortunio constante de la precocidad.
Una mirada involuntaria de cierto recelo hacia Pierre le hacía obviar en sus explicaciones , de forma demasiado evidente, el recelo que aún sentían contra los franceses en su fuero interno sin ocultar una cierta nostalgia en el pensamiento de como hubiera sido la historia de su país de no haber dejado los españoles en manos francesas su mitad de la isla La epañola.
Recordaba que me había parecido curioso observar como Pierre, lejos de sentirse incómodo o molesto, cosa que hubiese sido más acomodada al clásico carácter chovinista de los franceses, demostraba un interés tal en las explicaciones de Hantouk que , poco a poco , convirtieron el recelo de este en una entregada confianza.
Hantouk nos explicaba, a grandes rasgos, las distintas etapas por las que había atravesado su país y su pueblo, como habían influido las mezclas y culturas africanas de los esclavos, con la diezmada población aborigen y el sometimiento primero a los colonizadores españoles y luego a los franceses para , una vez conseguida la independencia y abolida la esclavitud , caer en la ruina económica de una república independiente que, sin la mano de obra barata de la esclavitud , sin dirección ni rumbo, se había tambaleado como una borracha entre los intereses de todos y el nulo interés propio.
La conversación ya monopolizada a esas alturas por Hantouk y Pierre nos fue llevando progresivamente hasta los tiempos más modernos en que el acceso a la presidencia del país de Jean Baptiste Aristid había supuesto, unos años atrás, un hilo de esperanza, hasta que el antiguo sacerdote y teólogo de la liberación había sufrido el derrocamiento definitivo no ya por parte de aquellos que ansiaban el poder sino por los intereses de los países extranjeros que , con sus continuos bloqueos económicos, habían hundido cada día más sus esperanzas.
  • Ahora, con esta lamentable ocupación por los cascos azules , ya solo nos falta un cataclismo natural para acabar con toda la nación.
El hondo tono de desesperanza y la expresión decaída de aquel hombre de recio cuerpo y mente cultivada, nos hizo comprender al instante la rotunda gravedad de los momentos que allí se estaba viviendo.
  • Pero el nuestro es un pueblo de fe.
Remarcó levantando orgulloso la cabeza y respirando profundamente.
  • Más bien de muchas , variadas y mezcladas fes
Replicó Pierre dejando una pregunta flotar en el aire
  • Es un pueblo en realidad de una sola fe donde la gran mayoría es fervientemente católica y la creencia general en un Dios supremo está firmemente asentada
  • Sin embargo, prácticamente la totalidad de la población sigue los ritos y creencias del Vudú.
  • Cierto, EL Vudú en Haiti es una realidad paralela, pero no una realidad como contemplan de manera deformada los turistas y el mundo exterior. Al igual que el “flamenco español” tiene poco que ver con lo que se muestra en las películas americanas o en los espectáculos que se dan en algunos locales para turistas, el Vudú que conoce la mayoría de la gente , rodeado de mitificaciones en torno a la magia negra, a muñequitos pinchados con alfileres y zombis pululantes sin control invocados para el mal, es una pura irrealidad en nuestras convicciones.
    El pueblo haitiano , como he explicado, tiene unas firmes creencias en un Dios de bondad supremo y desde este prisma hay que contemplar el Vudú como un rito y creencias que no sustituye a dicho Dios sino como algo paralelo, más cercano a su realidad cotidiana, a las cuestiones reales como la salud, el amor, el trabajo,..., las cuestiones mundanas con las que es innecesario molestar a Dios, pues este está para ayudar a orientar las cuestiones del alma, se encomiendan a los espíritus o Loas.
Hantouk prosiguió así explicándonos como los haitianos eran fervientes católicos practicantes y sin embargo , en sus casas, mantenían altares a los espíritus y , tras ir a su misa diaria, por la noche era fácil verlos asistir a ceremoniales Vudú.
Cómo en estos rituales , dirigidos por un sacerdote o Hugán , se hacían ofrendas de alimentos y sacrificios animales y se invocaba a los espíritus no para rezarles como a los dioses sino para hablar con ellos y tratar así de resolver los asuntos más cotidianos y comunes con su ayuda.
Existían dos tipos de Espíritus , los Rada , provenientes da África ,que eran espíritus buenos y positivos y los Petro o descendientes de los habitantes ya nacidos en el país y que habían sido resistentes a la dominación y a la esclavitud y eran de carácter violento y agresivo. El Hugán, ayudado por un grupo de Mambosas o sacerdotisas controlaba el ritual y , no sabiendo el espíritu que acudiría primero, pero si con capacidad de reconocerlos, invitaba a irse a los espíritus no deseados para dar acceso solo a aquellos que eran invocados y bienvenidos.
  • Como veo que les interesa les aconsejaré que cenen esta noche en Cap Hatién. Hoy se celebra allí una ceremonia Vudú a la que normalmente acceden pocos turistas y en la que se invoca el espíritu de Erzulie , segunda esposa de Dambala y símbolo de la belleza, la sensualidad y la seducción.
Escribió una dirección y un nombre en un papel y se lo tendió a Pierre.
  • Pregunten por Tatine, el les atenderá estupendamente y les acompañará luego al lugar de la ceremonia. Sólo díganle que van de parte de Hantouk.

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